1. Hoy en día se hace más urgente que nunca reflexionar sobre el rol de la diplomacia en los procesos de desarrollo de los pueblos. Especialmente después de más de 5 décadas del establecimiento de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, periodo en el cual el contexto internacional ha sufrido profundos cambios en lo político, económico y social. El mundo de hoy ha llevado a los gobiernos a colocar como aspecto central de su política exterior el comercio y la inversión, ante un contexto donde predominan acuerdos comerciales multilaterales que obliga a generar cadenas de valor para elevar la competitividad entre países y bloques regionales.

2.- Otra transformación que ha ido sufriendo la Diplomacia en las últimas décadas ha sido el predominio cobrado por las relaciones multilaterales entre los Estados. Más allá del surgimiento de la Organización de las Naciones Unidas en 1945, en los distintos hemisferios, regiones y subregiones han ido surgiendo diversas entidades multilaterales orientadas a la coordinación para asuntos políticos, de seguridad, de comercio, de cooperación, o para temas sectoriales.

3.- En el caso del Continente Americano para 1948 se funda la Organización de Estados Americanos (OEA), posteriormente en Centro América surge el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) en 1960. Para 1973 es establecida la Comunidad del Caribe (CARICOM) y en 1994 surge la Asociación de Estados del Caribe (AEC). Más adelante, en el 2004 se funda Unión de Naciones de Suramérica (UNASUR), y el último mecanismo de articulación de relaciones multilaterales en la región es la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), en 2010.

4.- Ahora bien, todas estas transformaciones del contexto internacional, y por consiguiente, de la diplomacia, han ido abriendo el espectro no sólo de los ámbitos de su ejercicio sino también de los sujetos que la ejercen. Por esa razón algunos autores han acuñado el término de Paradiplomacia o Diplomacia Especializada, para referirse a campos no tradicionales como la Diplomacia Cultural, la Diplomacia Deportiva, la Diplomacia Parlamentaria o la Diplomacia Urbana.

5.- Y es que las relaciones internacionales, en un contexto donde las Naciones son cada vez más interdependientes, y donde la tecnología de la comunicación y la información se hace más generalizada, abarcan casi todos los sectores de la vida de un país. Esta globalización de las relaciones internacionales no solo se verifica en el alcance geográfico, sino en la pérdida del monopolio tradicional que de ellas tenían los Gobiernos de los Estados. En ese sentido, los parlamentos, las altas cortes, los gobiernos subnacionales (entre ellos los gobiernos municipales), como parte de los Estados ejercen relaciones internacionales bilaterales y multilaterales. Igualmente las empresas, las instituciones civiles y las organizaciones sociales cobran, cada vez más, un gran activismo en sus vínculos internacionales con sus homólogos de otras naciones.

6.- Este hecho debe llevar al cuestionamiento oportuno de la Diplomacia Tradicional, para ir preparando las condiciones de un ejercicio más abierto y efectivo de la diplomacia del presente. Una diplomacia que pueda ser percibida por la gente como algo útil, algo que impacte en el mejoramiento de su calidad de vida, algo que no represente gastos sino inversión de recursos para el beneficio de la colectividad.

7.- Pues hoy en día, para un Estado moderno ya no es suficiente que las políticas públicas sean solamente legales, es indispensable que, además de legales sean legítimas. Y para que toda actuación pública sea legítima, requiere la participación o aprobación de la sociedad. Así pues, debemos ir migrando a una Diplomacia más abierta, transparente y participativa, a fin de cuenta, más legítima.

8.- Para esto debemos promover los diversos niveles del ejercicio de la Diplomacia, de forma que podamos enfrentar, no solo como gobierno, sino como Nación, los grandes retos de la actualidad. Retos que no tenían tanto peso hace 50 años, cuando fue establecida la Convención de Viena sobre relaciones Diplomáticas.

9.- Problemas como el Crimen organizado a escala internacional, las migraciones masivas, el crimen cibernético, o el Cambio Climático, que caracterizan la realidad regional y global, antes no tenían tanto peso. Sin embargo, la Diplomacia debe jugar un rol efectivo ante los retos que representan la solución de dichos problemas, especialmente porque la escala y naturaleza de los mismos no permite que sean abordados unilateralmente por un país, sino que obliga la actuación colectiva de las Naciones.

10.- En tal contexto es más que oportuno asumir la Diplomacia Urbana como una estrategia de actuación internacional de los gobiernos locales en la gestión efectiva de los asentamientos humanos, ante problemas que les son comunes, ya sea en una región, en un hemisferio o a nivel global.

11.- Como he planteado en otras oportunidades, debemos entender la Diplomacia Urbana como la actuación internacional de los gobiernos locales para establecer relaciones bilaterales o multilaterales con entidades homólogas de otros países, con el fin de generar experiencias de cooperación, coordinación de acciones, intercambio de valores, promoción del desarrollo local, etc., mediante hermanamientos, establecimiento de acuerdos o asociativismo. Algunos autores han acuñado el término de Diplomacia de Ciudades o Diplomacia de Municipios. Sin embargo, el más común de los conceptos es el Diplomacia Urbana por ser universal y de mayor alcance, ya que aborda la realidad no solo de las ciudades sino también de todo tipo de asentamiento humano. Y como es sabido no en todos los países la figura del Municipio es la que representa la unidad local del Estado.

12.- Desde esta perspectiva la Diplomacia Urbana, como política pública, cobra un carácter estratégico, especialmente para los países en vía de desarrollo, al facilitar la cooperación descentralizada y horizontal para el desarrollo local. En el caso de la República Dominicana estamos asumiendo desde el Ministerio de Relaciones Exteriores este nuevo capítulo de la Diplomacia en coordinación con la Federación Dominicana de Municipios.

13.- Ahora bien, la Diplomacia Urbana no debe limitarse a solo fomentar los lazos de hermandad y solidaridad entre las ciudades, sino que debe ser también un mecanismo que aporte a la búsqueda de soluciones a los graves problemas que afecten los asentamientos humanos en los países de la región. Especialmente, en el caso del Caribe y Latinoamérica, donde tenemos graves problemas comunes y grandes retos ante el futuro cercano.

14.- Precisamente ante un mundo caracterizado por grandes problemas globales que afectan en menor o mayor medida a cada nación, el pasado año 2015 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) logró aprobar la Agenda 2030 sobre Desarrollo Sostenible. Esta carta de ruta universal plantea 17 objetivos sobre los cuales deberá trabajar la comunidad internacional, y cada país, durante los próximos 15 años para lograr la superación progresiva de los principales problemas que aquejan a nuestros pueblos.

15.- Los 17 objetivos de desarrollo sostenible establecidos en la Agenda 2030 son: Fin de la pobreza; Hambre cero; Salud y bienestar; Educación de calidad; Igualdad de género; Agua limpia y saneamiento; Energía asequible y no contaminante; Trabajo decente y crecimiento económico; Industria, innovación e infraestructura; Reducción de las desigualdades; Ciudades y comunidades sostenibles; Producción y consumo responsables; Acción por el clima; Vida submarina; Vida de ecosistemas terrestres; Paz, justicia e instituciones sólidas; y Alianzas para lograr los objetivos.

16.- Como se puede comprobar, los gobiernos locales tienen competencias directas o indirectas en la consecución de cada objetivo de desarrollo sostenible. Sin embargo, el objetivo No.11 sobre Ciudades y Comunidades Sostenibles corresponde en toda su dimensión a las competencias de las autoridades locales, en las diversas modalidades existentes en la región. Por esa razón el rol que deben jugar los gobiernos subnacionales en el desarrollo de la Agenda 2030 es estratégico.

17.- Para cumplir dicho rol con efectividad es indispensable que no se asuma con una visión localista, sino con una perspectiva más amplia, de escala regional y global. Como lo expresa el objetivo No. 17 sobre Alianzas. Para estos fines, queda evidente que la Diplomacia Urbana puede constituirse en un extraordinario facilitador de Alianzas. Lograr que los gobiernos de nuestros municipios y ciudades analicen, diagnostiquen y actúen de forma coordinada, puede ser la antesala de políticas locales efectivas en procura de Comunidades Sostenibles.

18.- Ciertamente, para todo esto es necesario contar con recursos financieros, tecnológicos, logísticos y humanos. Y conscientes de que los presupuestos son limitado en la generalidad de las municipalidades de la región , se hace necesario una gestión inteligente por parte de los gobiernos locales, tanto para optimizar los recursos propios como para aprovechar todas las oportunidades que el contexto nacional e internacional ofrece.

19.- En tal sentido, más allá de los recursos que puedan ofrecer los Estados para fortalecer las acciones para el desarrollo sostenible de las comunidades, los gobiernos locales están llamados a usar estrategias y herramientas para apalancar apoyo, tanto financiero como técnico, del ámbito internacional. La Diplomacia Urbana puede servir para el establecimiento de un programa de reflexión, cooperación y actuación conjunta entre las ciudades de los países de la región y de otras regiones, para avanzar en la aplicación de la Agenda 2030 sobre Desarrollo Sostenible.

Por Andrés Navarro

Arquitecto, de la Universidad Autónoma de Santo Domingo UASD. Urbanista, de la Universidad Nacional Autónoma de México UNAM. Profesor de Planificación Urbana en la UASD, Santo Domingo, R.D. Dirigente Nacional del Partido de la Liberación Dominicana. Exministro de Educación de República Dominicana. Exministro de Relaciones Exteriores de República Dominicana.

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