Veinte años atrás el Parti­do de la Libe­ración Domi­nicana sufrió una derrota electoral que lo hizo pasar de partido oficial a partido de oposición. Hoy en día, el PLD está atravesan­do por una situación similar, aunque en un contexto sig­nificativamente diferente. En efecto, como resultado de las pasadas elecciones naciona­les del 5 de julio, el actual go­bierno peledeísta se encuen­tra en el proceso de transición para entregar la conducción del Estado a las autoridades electas.

Bandera del Partido de la Liberación Dominicana (PLD)

Diversas interrogantes e interpretaciones surgen en el entorno y al interior del PLD, tratando de encontrar expli­caciones a la derrota electo­ral del momento. Pero más allá del entendimiento de lo que nos ocurrió, el denomi­nador común de tantas opi­niones es la necesidad de un cambio en el partido. Esa de­be ser la principal tarea que se desarrolle en el PLD duran­te los próximos meses. Aho­ra bien, debe ser un cambio rigurosamente ponderado, desprovisto de los ánimos de desquite o de simple sustitu­ción de “caras”. En esa forma podremos garantizar que el cambio necesario sea orgáni­co y verdadero, no cosmético y simulado. Para esto es indis­pensable que seamos los su­ficientemente originales para definir un nuevo PLD. Como bien sostuvo Antonio Gau­dí, afamado arquitecto cata­lán: “La originalidad consis­te en regresar al origen”. En efecto, un nuevo PLD no de­be ser la negación de lo que hemos sido, sino la supera­ción de lo que somos. Y para ser originales y creativos en el rediseño de nuestro partido es necesario que analicemos con criticidad científica nues­tros orígenes. Ahora bien, es­ta necesidad de cambio en el PLD no debe verse como un hecho negativo y lamenta­ble, muy por el contrario, de­bemos asumirlo como algo normal que representa una oportunidad, propio de un organismo vivo en desarro­llo. Tal como expresaba Juan Bosch en los inicios del PLD: “… todo problema político, científico o artístico, debe ser visto en desarrollo; es decir, debemos verlo como es y co­mo va a ser en el futuro… La organización es un hecho so­cial y por tanto dialéctico…” En tal sentido, también afir­maba el Profesor Bosch que “el Partido es un cuerpo que se desarrolla creciendo co­mo lo hacen todos los seres vivos”. (Entrevista en Van­guardia del Pueblo, octubre 1974).

Con ese enfoque, de­seo compartir con todos mis compañeros de partido y con todos aquellos que de algu­na forma apuestan al sistema de partidos mis consideracio­nes sobre las trasformaciones que debemos aplicar para el desarrollo del PLD. En tal sen­tido, estaré publicando regu­larmente mi análisis y visión sobre la nueva arquitectura que requiere nuestra organi­zación, con el ánimo de apor­tar al debate interno y exter­no sobre el PLD.

Desde mi punto de vista, el PLD ha agotado dos grandes etapas de desarrollo en estos 47 años: El Primer PLD, un Partido de Cuadros (1973/74 – 2001) y el Segundo PLD, un Partido de Masas (2001 – 2020/21). Partiendo del aná­lisis de estos dos estadios de nuestra organización, en los cuales se pueden identificar tanto aciertos como errores, he llegado a la conclusión de que este es el momento para pasar a un siguiente nivel de desarrollo organizacional, es decir al Tercer PLD, un Parti­do de Causas Sociales, el cual debe surgir como resulta­do de nuestro próximo 9no. Congreso Ordinario.

Estoy convencido de que un tercer PLD, para que sea sostenible y efectivo como hecho político, no debe ser la negación de los anteriores, si­no la superación.

Precisamente, la perspec­tiva dialéctica del análisis nos permite ver que, si el Primer PLD jugó el rol de Tesis y el Segundo PLD desempeñó el papel de Antítesis, el Tercer PLD debe constituirse en la Síntesis, asimilando lo mejor de ambos y superándolos en el contexto que le correspon­de. Ahora, más que nunca, en nuestro partido debemos asumir con humildad, pero con firmeza, esta transforma­ción para reeditar la confian­za que por tanto tiempo de­positó el pueblo dominicano en el PLD.

Parafraseando a Juan Bosch, yo diría que el desa­rrollo del Tercer PLD debe ser la respuesta dialéctica, la de lo nuevo que representa al porvenir a lo viejo que repre­senta el pasado.

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Por Andrés Navarro

Arquitecto, de la Universidad Autónoma de Santo Domingo UASD. Urbanista, de la Universidad Nacional Autónoma de México UNAM. Profesor de Planificación Urbana en la UASD, Santo Domingo, R.D. Dirigente Nacional del Partido de la Liberación Dominicana. Exministro de Educación de República Dominicana. Exministro de Relaciones Exteriores de República Dominicana.